Estaba condenado a 5 años y la defensora pública de San Lorenzo, María Inés Fernández planteó el incidente de redención ante el Juzgado de Ejecución Penal y solicitó el descuento de 109 días de condena, la reforma del cómputo y la libertad de forma anticipada.
Diego se desempeñaba como panadero dentro de la Unidad Penitenciaria Industrial Esperanza, con una conducta calificada de “Muy buena”, según el Informe Técnico Criminológico de dicha institución.
Diego, antes de ingresar a la Penitenciaría Nacional de Tacumbú ya tenía conocimientos sobre confitería y panadería en general, por lo que, avocados al principio de la reinserción social se potenció el oficio y se lo reencausó en dicha laborterapia.
Ante lo expuesto por la defensa, finalmente el juzgado de Ejecución de San Lorenzo, concedió la libertad, después de analizar los requisitos legales exigidos por dicho instituto como así también poniendo de relieve su conducta ejemplar, su espíritu de trabajo, la voluntad para el aprendizaje y sus ganas de reinsertarse como una persona útil para él mismo, para su familia y para la sociedad.